jueves, 4 de septiembre de 2014

Los trazos de la canción

Bruce Chatwin, Los trazos de la canción, Traducción de Eduardo Goligorsky, Península, 2007

Si pudiera poner un subtítulo a este libro que no es una novela, ni un libro de viajes, ni una colección de relatos, ni un ensayo, pero que también es todo eso... sería el de "Vademecum del andariego".

O de cómo abrirse camino cantando por el desierto...

Bruce Chatwin era un "peregrino de corazón", un nómada que se movía por el mundo con una libreta de notas en la que iba anotando experiencias, observaciones, reflexiones, historias... Para él eran tan valiosos sus cuadernos de notas que en la primera página de todos ellos prometía una buena recompensa a quien lo hubiera encontrado como una forma de impedir su pérdida. Fruto de sus notas durante su experiencia a través de Australia es este libro en el que podemos seguir sus pasos en busca de los trazos de la canción con la que fue creado el mundo. Porque según las creencias de los andariegos aborígenes de Australia, los trazos de las canciones son rastros de Ensueño impresos sobre la tierra. Porque las canciones son mapas y medios de orientación, y el origen de todas las cosas.

Las páginas centrales del libro, "de las libretas de apuntes", conforman un manual de peregrinos en el que se recogen pensamientos propios y ajenos (algo precido a este cuaderno virtual) sobre andariegos, nómadas, peregrinos, viajeros y caminantes...

Bruce Chatwin es un "sendero sinuoso" que, como los nómadas que conducen sus ganados de unos pastos a otros, emprende viajes sin principio ni final sigiendo los trazos de la Canción para no perderse, para no ser un intruso y para encontrarse con quienes comparten su Ensueño...

"En teoría, por lo menos, toda Australia se podía leer como una partitura musical. (...)  Al dar vida al mundo mediante la canción, añadió, los antepasados habían sido poetas en el sentido original de poesis, que significa 'creación'. Ningún aborigen podía concebir que el mundo creado era de algún modo imperfecto. Su vida religiosa tenía un solo objetivo: conservar la tierra como era y como debía ser. El hombre que se convertía en 'andariego' hacía un viaje ritual. Seguía las huellas de su antepasado. Entonaba las estrofas de su antepasado sin modificar una palabra ni una nota... y así recreaba la Creación." (p. 22)

"Y sin embargo intuía que los Trazos de la Canción no eran necesariamente un fenómeno australiano, sino universal: que eran los medios que el hombre utilizaba para delimitar su territorio, y organizar así su vida social. (... ) Tengo una visión,  la visión de que los Trazos de la Canción se despliegan a través de los continentes y los tiempos; de que los hombres han dejado un rastro de canción allí donde han pisado (canción de la cual podemos captar un eco de cuando en cuando), y de que estos rastros han de remontarse, en el tiempo y en el espacio, hasta un rincón aislado de la sabana africana, donde el primer hombre abrió la boca para desafiar los terrores que lo rodeaban, y gritó la primera estrofa de la Canción del Mundo: '¡YO SOY!'" (p. 322)

Las canciones, al igual que los pájaros cantan sus demarcaciones territoriales, sirven para crear el mundo y para recrearlo continuamente, para encontrar el camino, y para recorrerlo hacia adelante y hacia atrás. Para dirigirse hacia el futuro y para regresar al pasado, porque el objetivo no es cambiar el mundo sino conservarlo.

El ser humano como animal migratorio, andariego, nómada, peregrino, viajero... "si me preguntaran: ¿Para qué sirve el gran cerebro?, sentiría la tentación de contestar: Para abrirnos camino cantando por el desierto".


Sólo un dios puede hacerlo. Mas, dime,
cómo lo seguiría un hombre sobre la estrecha lira?
Su espíritu está hendido. En la encrucijada
de dos caminos del corazón, no hay templo para Apolo.

El canto, como lo enseñas, no es codicia
ni búsqueda de algo aún no alcanzado;
el canto es existencia. Para el dios, cosa fácil.
Pero nosotros ¿cuándo somos? ¿Y cuándo dirige él

hasta nuestro ser la tierra y las estrellas?
Todavía no eres nada, joven, cuando amas,
aun si también la voz te abre a fuerzas la boca: aprende

a olvidar que cantas. Cantar es cosa fluida.
En verdad, cantar es otro soplo. Un soplo en torno a nada
Un hálito en Dios... Viento.


Rainer Maria Rilke, Tercer soneto a Orfeo


Tengo que dar las gracias a Aines y a "Gurtu" por acercarme a este autor que para mí era un completo desconocido hasta hace unos pocos días.


In the Footsteps of Bruce Chatwin







Bibliografía y enlaces:

- Antonio Fontaine Talavera, "Bruce Chatwin: la corriente ancestral"