viernes, 12 de junio de 2015

cambio de cuaderno

Los pensamientos cabreados dejan de ser cabreados, al menos de momento, y despliegan sus alas para planear por otros lugares, para soñar en otros sitios, para desgranar mazorcas o deshojar margaritas en otro cuaderno. Es como cuando se nos acababa el cuaderno en el que habíamos hecho nuestras tareas escolares durante algún tiempo y alguien nos regalaba uno nuevo, con las tapas impecables, las hojas blancas, rayadas o milimetradas, sin dobleces, sin manchas de la grasa del bocadillo de la merienda...

Estos pensamientos seguirán, pero en el nuevo cuaderno: emakbakea.wordpress.com

lunes, 25 de mayo de 2015

Senyoria

Jaume Cabré, Senyoria, Grans Exits, 1993

La magia de la escritura y de la lectura es mucho más mágica en las novelas de Jaume Cabré. Espero disfrutar con esta vieja novela de Jaume Cabré.

"VA SOMRIURE. FEIA DOS ANYS llargs que no somreia. Sa senyoria va somriure, l'ull esquerre tapat amb la mà i el dret encastat al telescopi."


Un año

Jean Echenoz, Un año, Traducción de Damián Tabarovsky, Mardulce, 2011


Un año condensado en unas pocas páginas. Pocas pero intensas. Un año que es presente, pero también pasado. Un año contado mediante las manchas de luz que destacan sobre las sombras pintadas con rápidas y breves pinceladas. Echenoz es el acuarelista de la literatura.

domingo, 24 de mayo de 2015

la fábula del perro y el árbol

fotografía: Pentti Sammallahti

Malditas elecciones

hoy el ganado electoral corre a la cita convocado por los aprendices de pastor
hoy el ganado electoral cree que es libre para elegir
hoy el ganado electoral elegirá:
"catumba o morir"
si elige catumba, le violarán
si elige morir, le matarán, pero primero le violarán

hoy el ganado electoral se dispone a elegir a sus amos
después de hoy el ganado electoral deberá callar y obedecer






miércoles, 20 de mayo de 2015

sobre biografías y autobiografías

Últimamente estoy leyendo bastantes libros que pueden considerarse como biografías o autobiografías noveladas, o como novelas biográficas o autobiográficas o como cada uno quiera llamarlas...

En estos momentos estoy leyendo la primera novela de Manuel Puig, La traición de Rita Hayworth, hace poco leí La isla del padre de Fernando Marías y Una novela francesa de Frédéric Beigbeder. En estas últimas la autobiografía es explícita, pero no por ello se espera que sea más real, porque, a fin de cuentas, ¿qué es lo real? Algo se convierte en real cuando se cuenta, cuando se escribe sobre ello, porque hasta entonces no es más que una vago recuerdo difuminado en las nieblas del pasado o no es absolutamente nada.

Sobre esta cuestión de las biografías y las autobiografías acabo de leer una entrada muy interesante en el blog Escritores que nadie lee

domingo, 17 de mayo de 2015

La traición de Rita Hayworth

Manuel Puig, La traición de Rita Hayworth, Seix Barral, 1971


Primera novela de Manuel Puig, publicada por primera vez en Buenos Aires en 1968. Esta novela, que fue designada, en una encuesta promovida por el periódico Le Monde, como una de las cinco mejores novelas extranjeras publicadas en Francia entre 1968 y 1969, es otro ejemplo de novela autobiográfica, aunque en este caso no se trata de una autobiografía explícita.

El cine entra en la literatura por medio de la pluma de Manuel Puig, al igual que lo hizo en la vida de Manuel Puig y en las vidas de tantas gentes para quienes era la única escapatoria a la oscuridad y monotonía de sus vidas.

Manuel Puig hace literatura popular porque sus temas y sus personajes folletinescos son las vidas y las gentes que él conoció durante su infancia vivida en General Villegas. El lenguaje y las conversaciones son los de las gentes del pueblo, pequeños empleados, criadas, niñeras que hablan por teléfono, pero sobre todo piensan... piensan sobre sus vidas, sobre sus experiencias, sus deseos, sus ambiciones, sus penas...

"Vos sí que tenés suerte, Totín, no como la Inés. La Inés no es hermana mía ¿sabés? Si vos supieras, la pobre Inés es hija de mi hermana soltera la más grande, entonces yo soy tía de la Inés, así que cuando sea más grande yo le puedo pegar… Y la Pelusa sí es hermana mía, pero más chica y si yo le tiro del pelo me rasguña que tiene uñas de gato. A vos no te puedo pegar porque tu papá tiene plata y me paga para que te cuide, pero si no te quedas quieto te voy a dar un buen pellizcón si no nos ve nadie, mocosito, ¡quieto, te digo! Si supieras la pobre Pelusa nunca comió milanesas, y la noche que llovía tanto y no me podía volver a casa y la Felisa hizo milanesas, después cuando el señor me llevó en el coche después de cenar, me acosté con la Pelusa y le conté de las milanesas. La Pelusa me destapó la barriga y me pasó la mano fría por la barriga para ver si se tocaban las milanesas. Ojalá tu papá gane mucha plata y compre los muebles. La suerte que tuvo la niñera de la Mora… el novio toca el timbre y sale ella a abrirle la puerta, y no anda con delantal… Por suerte tu papá no está preso, pobre tu mamá de golpe le quitó las vacaciones el director y no pudo ir a La Plata, pero el señor le dejó medio muerto en el suelo al director."

...

"A papá no le gustan las cosas dulces pero el chico de enfrente está en segundo grado y se quedó sin canario, déjame que yo le cambio el agua, «no, no» el chico de enfrente porque fui una semana a Jardín de Infantes y no quise ir más? en el Beneficio los más chicos que estuvieron todo el año en Jardín de Infantes hicieron el número de los enanitos que no me gustó. Yo ensayé un día, todos los más chicos uno va detrás del otro formando una fila y la maestra que tocaba el piano cantaba si fa sol-sol-sol la y todos los chicos tenían que tener una pierna renga al mismo tiempo todos se agachaban para el mismo lado, yo me equivoqué de pierna y no quise ir más a Jardín de Infantes: no me lo presta «cuando el canario canta es porque está contento» ¿porque es el cumpleaños? ¿la madre del chico de enfrente puso un bizcochuelo en el horno? mami, no debe estar cocinado todavía, con un escarbadiente lo pincho y si el escarbadiente sale limpito ya está cocinado el bizcochuelo pero no, está caliente y hasta que se enfríe no lo podes cortar y ponerle el dulce de leche, qué humito rico que sale del horno va dando una vuelta por toda la casa y le llega al canario? le toca el piquito y por eso canta hasta que el chico de enfrente se quedó sin canario. Me lo dijo el chico y me lo dijo la madre: por culpa del gato. ¿ El gato sabe cocinar? ¿con papitas? ¿con ajo y perejil? el chico de enfrente «yo había ido a buscar la bolsa de alpiste y le había cambiado el agua y me olvidé de cerrar la jaula, total el canario no se vuela y sentí un ruido, que el gato saltó de la mesa a la jaula y de un manotón se metió al canario en la boca, cuando me di vuelta ya el canario no estaba más» ¿entero? ¿se lo tragó entero? «el gato se lo tragó entero y se lo mandó al buche, por eso está gordo, tócale la panza» ¡mami! ¡no lo mires! yo tampoco, lo miro de lejos ¿y no llamaron a la policía? en la casa del chico al gato lo dejan dormir en el jol."

Una de las cosas que mejor hace Manuel Puig es "contar películas":

"... el sábado vimos la más linda de la Ginger Rogers porque es de bailes y termina mal, que Fred Astaire se muere en el avión estrellado y ella lo está esperando pero él no llega. Y hay un lío porque lo están esperando, que tienen que bailar juntos en un Beneficio, y entonces ella ve que el amigo gordo le viene a anunciar una noticia mala y la mira muy triste, casi llorando, y ella se da cuenta, entonces se le caen las lágrimas y mira para el escenario donde no hay nadie porque Fred Astaire ya no viene porque se murió, y ella ve aparecer a ella y él transparentes, que se imagina que después de muerto siguen bailando y se van cada vez más lejos y se van haciendo chiquitos y por ahí dan vueltas detrás de unas plantas y ya no se ven más."

 Bibliografía:

Romero, Julia G.; Páez, Roxana; Goldchluk, Graciela (1996). Pretextos para La traición de Rita Hayworth, en edición crítica : B. Apuntes marginales manuscritos. EN: Amícola, J., ed. Manuel Puig : Materiales iniciales para La traición de Rita Hayworth. La Plata : UNLP. FAHCE. Centro de Estudios de Teoría y Crítica Literaria. p. 267-402. (Ediciones especiales de la Revista Orbis Tertius ; Disponible en: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/libros/pm.4/pm.4.pdf

lo que aporta la literatura

"en una novela, el argumento es un pretexto, un esquema; lo importante es el hombre que se adivina detrás, la persona que nos habla. Hasta hoy, todavía no he encontrado una mejor definición de qué aporta la literatura: el escuchar una voz humana..."

"... no he cesado de utilizar la lectura como un medio para hacer desaparecer el tiempo, y la escritura como un medio para retenerlo."

Frédéric Beigbeder, Una novela francesa, cap. 19

"Los libros son una manera de hablar a aquéllos a quienes somos incapaces de hablar."

Frédéric Beigbeder, Una novela francesa, cap. 34


viernes, 15 de mayo de 2015

El despotismo del Estado benefactor

"Un gobierno fundado en el principio de la benevolencia para con el pueblo, tal como el de un padre para con sus hijos, es decir, un gobierno paternal en el que entonces los súbditos, como niños menores de edad incapaces de diferenciar lo que les es verdaderamente útil o dañino, están obligados a comportarse de un modo meramente pasivo a fin de esperar únicamente del juicio del jefe del Estado la manera en que deben ser felices, y sólo de su bondad el que él lo quiera igualmente: un gobierno así es el mayor despotismo que se pueda imaginar."

Immanuel Kant, "Über den Gemeinspruch: Das mag in der Theorierichtigsein, taugtabernichtfür die Praxis", 1793 ("Sobre la expresión corriente: esto no puede ser justo en teoría")

Citado en: Frédéric Beigbeder, Una novela francesa, p. 145


Este despotismo es el que nos obliga a llevar puesto el cinturón de seguridad en los coches, el que nos prohibe tantas cosas como consumir determinadas drogas, poner los pies en el salpicadero del coche e incluso suicidarnos...

capitalismo y cristianismo

"El mandato capitalista (todo lo que es placentero es obligatorio) es igual de estúpido que la culpabilidad cristiana (todo lo que es placentero está prohibido)."

Frédéric Beigbeder, Una novela francesa, p.155

Nítidos progresos

    Fue muy repentino. Advertí un progreso asombroso de mi inteligencia. Cuestiones atinentes tanto a la condición humana en general como al secreto de mi propia persona, y que hasta ese día ni por sombra había podido dilucidar, se esclarecieron de golpe. De golpe, accedí a una comprensión superior.

    Sin embargo, yo no había introducido cambio alguno en la conducta de mi existencia. No estaba sacando in fine provecho de un largo y paciente estudio. Y nada veía tampoco que pudiese relacionarse con las vicisitudes de mi vida. Muchos sostienen que ciertas adversidades producen efectos fulminantes sobre nuestra natural complexión, que se rasga un velo, que revelaciones íntimas se producen.


     Pero últimamente no me había sido tan contraria la fortuna; aunque tampoco me tocara guitarra, ni bien cumplido ni mal acabado, un año sin duelo ni nacimiento. No hubo cómo le pudiese atribuir causa determinada a ese súbito incremento de lucidez, de sagacidad, de capacidad. Pero el hecho no admitía discusión: comprendía cuanto se sustraía antes a mi entendimiento. Dotado de una penetración filosófica inédita, desentrañé también el espeso enigma matemático. A su vez, mi soltura en esa ciencia me franqueó el acceso a las metafísicas más abstractas, y las más abstrusas.

    Mi comportamiento cambió. Desde entonces había de pasarme casi todo el santo día durmiendo. Curiosamente, esa letargia no perjudicó mi condición física. Antes bien, me descubrí, además, un portento de agilidad cuando muy ocasionalmente me decidía a introducir un poco de acción en mi vida. Y así, de un salto franqueaba el muro de cerca de mi jardín. Caminaba sin miedo por la cumbrera de los tejados más empinados. Me trepaba a los árboles sin experimentar más aquel vértigo que solía paralizarme.

     Pero sólo era cosa de esparcir el ánimo, ya no me movía sino para mi solaz y entretenimiento. Y eso porque desde el día en que mis capacidades intelectuales aumentaron tan ostensiblemente, ya no tuve necesidad de trabajar más para ganarme la vida. Me libré de los desvelos de la cotidiana tarea, de la afanosa labranza. Con holganza sola se ponía la olla. Ni que se hubiera vuelto mi luciente y distintivo genio una evidencia para todo el mundo, fui dispensado de la obligación de participar en los trabajos de la comunidad, y consiguientemente quedé exento de impuestos.

     Me sustentan. Por lo menos dos veces al día, deponen ante mí un copioso plato de comida. Ya no tengo que pescar o cosecharme el almuerzo, y si aún salgo a darle caza de vez en cuando, es por diversión, para darme el gusto, luciendo yo sin embargo mucha más habilidad y precisión que antes, y sin el auxilio de mi galgo, más confundido que perro en misa, y, además de eso, bien mal hallado por mi desafición. Desde entonces se muestra muy agresivo conmigo. Me voy a tener que separar de él. Se lo doy a quienquier… ¿alguien lo quiere?

     La voluptuosidad ha dejado de faltarle a mi deseo. Las caricias que huían de mí cual espantadizos pájaros vienen por sí solas a mi encuentro. Largos y finísimos dedos de uñas pintadas me regalan la panza. Puedo, sin temer la bofetada que asentadamente castigara semejante atrevimiento, enredarme entre las piernas de las mujeres más bellas, y hasta deslizarme debajo de sus faldas. Ya no se enfaldan.

    Así, la inteligencia que por voluntad divina se posó sobre mi frente me hizo merecedor de incontables ventajas, atenciones, y condignas ofrendas. Heme doblemente feliz y privilegiado pues la inteligencia, por lo que yo siempre catara, por lo que muy de tarde en tarde a mí me tocara, me parecía harto desconsiderada: era humillada, atropellada, denigrada. La mía, por lo contrario, es objeto de una suerte de culto del que disfruto muy prosaicamente, y sin pecar de cínico, tenedlo por seguro, mas sin avergonzarme, y menos compungirme.

     Bien mirado, lo que abunda no daña y es de bien nacidos ser agradecidos. Esa prodigiosa comprensión de los seres y de las cosas me permite gobernarme con más aplomo y mayor serenidad, eso es todo. Y el sistema que antes me oprimía ahora me beneficia. Obra en mi pro.

      Terminé por darme cuenta que no soy solo en mi género. Somos unos cuantos en haber recibido ese don de inteligencia. Formamos una comunidad imprecisa, sin sociedad, sin ritos, sin religión, sin estatutos. No obstante nos reconocemos en seguida entre nosotros. A veces la noche nos junta. De día, no alternamos mucho. Para que no nos descubran, guardamos las distancias. Procuramos no llamar la atención. Nos envidiarían. Y quién sabe si no nos hostigarían. Entonces rondamos entornando los ojillos. Nos rozamos. Y cada uno parte por su lado.

      Luego se acurruca en la canastita, sobre la almohadilla, y casi a un tiempo ronronea. 
Éric Chevillard, Nítidos progresos
Traducción: Corinne Ferrero



¨NETS PROGRÈS¨ de Eric Chevillard
Ce fut très soudain. Je constatai un étonnant progrès de mon intelligence. Des questions touchant aussi bien à la condition humaine en général qu’au secret de ma propre personne et qui m’étaient demeurées très opaques jusqu’à ce jour s’éclaircirent d’un coup. D’un coup, j’accédai à une compréhension supérieure.



Pourtant, je n’avais rien changé à la conduite de ma vie. Je ne tirais pas in fine le profit d’une longue et patiente étude. Rien non plus qui se puisse rapporter aux événements de mon existence. On prétend que certaines épreuves ont des effets foudroyants sur notre complexion particulière, qu’un voile se déchire, que des révélations intimes se produisent.



Mais j’avais été plutôt épargné par le sort ces derniers temps ; aucune grande joie non plus à signaler ; une année sans deuil ni naissance. Je ne pus attribuer à nulle cause précise ce surcroît subit de lucidité, de sagacité, de capacité. Mais cela était indéniable : je comprenais ce qui autrefois se dérobait à mon entendement. Doué d’une pénétration philosophique nouvelle, je perçai aussi grâce à elle l’épaisse énigme mathématique. Et ma maîtrise dans cette dernière science me donna à son tour accès aux métaphysiques les plus abstraites, les plus abstruses.



Mon comportement changea. Je passai désormais le plus clair de mes journées à dormir. Curieusement, cette léthargie ne nuisit pas à ma condition physique. Bien au contraire, je me découvris aussi une agilité nouvelle aux rares moments où je décidais de mettre un peu d’action dans ma vie. Alors, d’un bond, je franchissais le mur d’enceinte de mon jardin. Je marchais sans peur sur le faîte des toits. Je grimpais aux arbres sans plus éprouver le vertige qui me paralysait jadis.



Mais je ne bougeais que pour me donner de l’amusement et de la distraction. Car, du jour où mes capacités intellectuelles augmentèrent de façon si flagrante, il ne me fut plus nécessaire de travailler pour gagner ma vie. Finie, la corvée quotidienne, le rude labeur alimentaire. Je rendis mon tablier. Comme si le génie qui me distinguait était une évidence pour tout le monde, je fus dispensé de prendre part aux travaux de la communauté et corollairement de payer des impôts.



On me nourrit. Deux fois par jour au moins, une assiette copieuse est déposée devant moi. Je n’ai plus à pêcher ni à moissonner mon déjeuner, et si je le chasse encore parfois, c’est par jeu, pour mon seul plaisir, avec pourtant plus d’habileté et de précision que par le passé, sans le renfort de mon chien devenu inutile et, d’ailleurs, bien marri de ma désaffection. Il se montre depuis très agressif envers moi. Je vais devoir me séparer de lui. Je le donne, si quelqu’un le veut ?



La volupté ne se dérobe plus à mon désir. Les caresses qui me fuyaient comme des oiseaux farouches viennent d’elles-mêmes à ma rencontre. De longs doigts fins aux ongles vernis me grattent le ventre. Je peux, sans craindre la gifle qui souvent autrefois avait puni de semblables audaces, me frotter contre les jambes des plus belles femmes et même me couler sous leurs jupes. Elles ne se froissent plus.



Ainsi, l’intelligence qui s’est posée sur mon front comme une faveur divine me vaut bien des avantages, des attentions, des offrandes. Je me trouve doublement heureux et privilégié car l’intelligence, pour ce que j’en savais auparavant, pour ce que j’en avais peut-être, me paraissait plutôt mal considérée : on l’humiliait, on la bafouait, on la méprisait. La mienne, au contraire, fait l’objet d’une sorte de culte dont je jouis aussi très prosaïquement, sans aucun cynisme, notez-le bien, mais sans honte ni remords non plus.



Je n’ai pas volé ces récompenses, en somme. La compréhension prodigieuse des êtres et des choses dont je suis doué me permet de me diriger avec plus d’aisance et de sûreté, voilà tout. Et le système qui m’opprimait autrefois me profite à présent. Il joue pour moi.



J’ai fini par me rendre compte que je ne suis pas seul dans mon cas. Nous sommes quelques-uns à avoir reçu ce don d’intelligence. Nous formons une vague communauté, sans société, sans rites, sans religion, sans statuts. Il n’en reste pas moins que nous nous reconnaissons tout de suite entre nous. La nuit parfois nous rassemble. Le jour, nous ne frayons guère. Afin de ne pas nous trahir, nous gardons nos distances. Mieux vaut rester discrets. On nous jalouserait. On nous rudoierait peut-être. Alors nous nous contentons de plisser les yeux. Nous nous frôlons. Et chacun part de son côté.



Puis va se lover dans son panier, sur son coussin, et presque aussitôt ronronne.
Eric Chevillard
Paris, EdM, Abril 2015

Mírame a los ojos

he dicho a los ojos!!!!


Frédéric Beigbeder, un fabricante de frases, es el autor de esta campaña publicitaria y el autor de varias novelas de gran éxito que han sido traducidas a numerosos idiomas.

Antes de ser famoso como escritor trabajó como autor de reclamos publicitarios. Su conocimiento desde dentro del mundo de la publicidad le estimuló para escribir 99 francs, una de sus novelas más famosas, llevada al cine por Jan Kounen. Esta novela, escrita desde el epicentro del negocio de la publicidad, es una durísima sátira del mercado publicitario que provocó su despido fulminante de la agencia en la que prestaba sus servicios. Vendió más de 400.000 ejemplares en Francia y cerca de un millón en todo el mundo, siendo traducida a 35 idiomas, y fue finalista del Premio Goncourt.

Algunas de las frases de Beigbeder extraídas de su libro Una novela francesa:

"Es curioso que cuando alguien grita '¡sávese quien pueda!' todo el mundo salga corriendo. ¿Acaso no se puede uno salvar quedándose?"

"... una comisaría de policía es como una guardería: te desnudan, te dan de comer, te vigilan, no te dejan salir."

"Los amnésicos resultan ofensivos, sus allegados los toman por negacionistas, como si el olvido fuera siempre voluntario."


miércoles, 13 de mayo de 2015

Infancia

"Mi infancia no es ni un paraíso perdido ni un traumatismo ancestral. Me la imagino más bien como un lento período de obediencia. Tenemos tendencia a idealizar nuestros comienzos, pero un niño es, antes que nada, un paquete que hay que alimentar, transportar y acostar. A cambio del alojamiento y la comida, el paquete se adapta más o menos al reglamento interno.

Los nostálgicos de la infanciason aquellos que añoran la época en la que se ocupaban de ellos.

Al fin y al cabo, una comisaría de policía es como una guardería: te desnudan, te dan de comer, te vigilan, no te dejan salir..."

Frédéric Beigbeder, Una novela francesa, p. 31-32