lunes, 25 de mayo de 2015

Senyoria

Jaume Cabré, Senyoria, Grans Exits, 1993

La magia de la escritura y de la lectura es mucho más mágica en las novelas de Jaume Cabré. Espero disfrutar con esta vieja novela de Jaume Cabré.

"VA SOMRIURE. FEIA DOS ANYS llargs que no somreia. Sa senyoria va somriure, l'ull esquerre tapat amb la mà i el dret encastat al telescopi."


Un año

Jean Echenoz, Un año, Traducción de Damián Tabarovsky, Mardulce, 2011


Un año condensado en unas pocas páginas. Pocas pero intensas. Un año que es presente, pero también pasado. Un año contado mediante las manchas de luz que destacan sobre las sombras pintadas con rápidas y breves pinceladas. Echenoz es el acuarelista de la literatura.

domingo, 24 de mayo de 2015

la fábula del perro y el árbol

fotografía: Pentti Sammallahti

Malditas elecciones

hoy el ganado electoral corre a la cita convocado por los aprendices de pastor
hoy el ganado electoral cree que es libre para elegir
hoy el ganado electoral elegirá:
"catumba o morir"
si elige catumba, le violarán
si elige morir, le matarán, pero primero le violarán

hoy el ganado electoral se dispone a elegir a sus amos
después de hoy el ganado electoral deberá callar y obedecer






miércoles, 20 de mayo de 2015

sobre biografías y autobiografías

Últimamente estoy leyendo bastantes libros que pueden considerarse como biografías o autobiografías noveladas, o como novelas biográficas o autobiográficas o como cada uno quiera llamarlas...

En estos momentos estoy leyendo la primera novela de Manuel Puig, La traición de Rita Hayworth, hace poco leí La isla del padre de Fernando Marías y Una novela francesa de Frédéric Beigbeder. En estas últimas la autobiografía es explícita, pero no por ello se espera que sea más real, porque, a fin de cuentas, ¿qué es lo real? Algo se convierte en real cuando se cuenta, cuando se escribe sobre ello, porque hasta entonces no es más que una vago recuerdo difuminado en las nieblas del pasado o no es absolutamente nada.

Sobre esta cuestión de las biografías y las autobiografías acabo de leer una entrada muy interesante en el blog Escritores que nadie lee

domingo, 17 de mayo de 2015

La traición de Rita Hayworth

Manuel Puig, La traición de Rita Hayworth, Seix Barral, 1971


Primera novela de Manuel Puig, publicada por primera vez en Buenos Aires en 1968. Esta novela, que fue designada, en una encuesta promovida por el periódico Le Monde, como una de las cinco mejores novelas extranjeras publicadas en Francia entre 1968 y 1969, es otro ejemplo de novela autobiográfica, aunque en este caso no se trata de una autobiografía explícita.

El cine entra en la literatura por medio de la pluma de Manuel Puig, al igual que lo hizo en la vida de Manuel Puig y en las vidas de tantas gentes para quienes era la única escapatoria a la oscuridad y monotonía de sus vidas.

Manuel Puig hace literatura popular porque sus temas y sus personajes folletinescos son las vidas y las gentes que él conoció durante su infancia vivida en General Villegas. El lenguaje y las conversaciones son los de las gentes del pueblo, pequeños empleados, criadas, niñeras que hablan por teléfono, pero sobre todo piensan... piensan sobre sus vidas, sobre sus experiencias, sus deseos, sus ambiciones, sus penas...

"Vos sí que tenés suerte, Totín, no como la Inés. La Inés no es hermana mía ¿sabés? Si vos supieras, la pobre Inés es hija de mi hermana soltera la más grande, entonces yo soy tía de la Inés, así que cuando sea más grande yo le puedo pegar… Y la Pelusa sí es hermana mía, pero más chica y si yo le tiro del pelo me rasguña que tiene uñas de gato. A vos no te puedo pegar porque tu papá tiene plata y me paga para que te cuide, pero si no te quedas quieto te voy a dar un buen pellizcón si no nos ve nadie, mocosito, ¡quieto, te digo! Si supieras la pobre Pelusa nunca comió milanesas, y la noche que llovía tanto y no me podía volver a casa y la Felisa hizo milanesas, después cuando el señor me llevó en el coche después de cenar, me acosté con la Pelusa y le conté de las milanesas. La Pelusa me destapó la barriga y me pasó la mano fría por la barriga para ver si se tocaban las milanesas. Ojalá tu papá gane mucha plata y compre los muebles. La suerte que tuvo la niñera de la Mora… el novio toca el timbre y sale ella a abrirle la puerta, y no anda con delantal… Por suerte tu papá no está preso, pobre tu mamá de golpe le quitó las vacaciones el director y no pudo ir a La Plata, pero el señor le dejó medio muerto en el suelo al director."

...

"A papá no le gustan las cosas dulces pero el chico de enfrente está en segundo grado y se quedó sin canario, déjame que yo le cambio el agua, «no, no» el chico de enfrente porque fui una semana a Jardín de Infantes y no quise ir más? en el Beneficio los más chicos que estuvieron todo el año en Jardín de Infantes hicieron el número de los enanitos que no me gustó. Yo ensayé un día, todos los más chicos uno va detrás del otro formando una fila y la maestra que tocaba el piano cantaba si fa sol-sol-sol la y todos los chicos tenían que tener una pierna renga al mismo tiempo todos se agachaban para el mismo lado, yo me equivoqué de pierna y no quise ir más a Jardín de Infantes: no me lo presta «cuando el canario canta es porque está contento» ¿porque es el cumpleaños? ¿la madre del chico de enfrente puso un bizcochuelo en el horno? mami, no debe estar cocinado todavía, con un escarbadiente lo pincho y si el escarbadiente sale limpito ya está cocinado el bizcochuelo pero no, está caliente y hasta que se enfríe no lo podes cortar y ponerle el dulce de leche, qué humito rico que sale del horno va dando una vuelta por toda la casa y le llega al canario? le toca el piquito y por eso canta hasta que el chico de enfrente se quedó sin canario. Me lo dijo el chico y me lo dijo la madre: por culpa del gato. ¿ El gato sabe cocinar? ¿con papitas? ¿con ajo y perejil? el chico de enfrente «yo había ido a buscar la bolsa de alpiste y le había cambiado el agua y me olvidé de cerrar la jaula, total el canario no se vuela y sentí un ruido, que el gato saltó de la mesa a la jaula y de un manotón se metió al canario en la boca, cuando me di vuelta ya el canario no estaba más» ¿entero? ¿se lo tragó entero? «el gato se lo tragó entero y se lo mandó al buche, por eso está gordo, tócale la panza» ¡mami! ¡no lo mires! yo tampoco, lo miro de lejos ¿y no llamaron a la policía? en la casa del chico al gato lo dejan dormir en el jol."

Una de las cosas que mejor hace Manuel Puig es "contar películas":

"... el sábado vimos la más linda de la Ginger Rogers porque es de bailes y termina mal, que Fred Astaire se muere en el avión estrellado y ella lo está esperando pero él no llega. Y hay un lío porque lo están esperando, que tienen que bailar juntos en un Beneficio, y entonces ella ve que el amigo gordo le viene a anunciar una noticia mala y la mira muy triste, casi llorando, y ella se da cuenta, entonces se le caen las lágrimas y mira para el escenario donde no hay nadie porque Fred Astaire ya no viene porque se murió, y ella ve aparecer a ella y él transparentes, que se imagina que después de muerto siguen bailando y se van cada vez más lejos y se van haciendo chiquitos y por ahí dan vueltas detrás de unas plantas y ya no se ven más."

 Bibliografía:

Romero, Julia G.; Páez, Roxana; Goldchluk, Graciela (1996). Pretextos para La traición de Rita Hayworth, en edición crítica : B. Apuntes marginales manuscritos. EN: Amícola, J., ed. Manuel Puig : Materiales iniciales para La traición de Rita Hayworth. La Plata : UNLP. FAHCE. Centro de Estudios de Teoría y Crítica Literaria. p. 267-402. (Ediciones especiales de la Revista Orbis Tertius ; Disponible en: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/libros/pm.4/pm.4.pdf

lo que aporta la literatura

"en una novela, el argumento es un pretexto, un esquema; lo importante es el hombre que se adivina detrás, la persona que nos habla. Hasta hoy, todavía no he encontrado una mejor definición de qué aporta la literatura: el escuchar una voz humana..."

"... no he cesado de utilizar la lectura como un medio para hacer desaparecer el tiempo, y la escritura como un medio para retenerlo."

Frédéric Beigbeder, Una novela francesa, cap. 19

"Los libros son una manera de hablar a aquéllos a quienes somos incapaces de hablar."

Frédéric Beigbeder, Una novela francesa, cap. 34


viernes, 15 de mayo de 2015

El despotismo del Estado benefactor

"Un gobierno fundado en el principio de la benevolencia para con el pueblo, tal como el de un padre para con sus hijos, es decir, un gobierno paternal en el que entonces los súbditos, como niños menores de edad incapaces de diferenciar lo que les es verdaderamente útil o dañino, están obligados a comportarse de un modo meramente pasivo a fin de esperar únicamente del juicio del jefe del Estado la manera en que deben ser felices, y sólo de su bondad el que él lo quiera igualmente: un gobierno así es el mayor despotismo que se pueda imaginar."

Immanuel Kant, "Über den Gemeinspruch: Das mag in der Theorierichtigsein, taugtabernichtfür die Praxis", 1793 ("Sobre la expresión corriente: esto no puede ser justo en teoría")

Citado en: Frédéric Beigbeder, Una novela francesa, p. 145


Este despotismo es el que nos obliga a llevar puesto el cinturón de seguridad en los coches, el que nos prohibe tantas cosas como consumir determinadas drogas, poner los pies en el salpicadero del coche e incluso suicidarnos...

capitalismo y cristianismo

"El mandato capitalista (todo lo que es placentero es obligatorio) es igual de estúpido que la culpabilidad cristiana (todo lo que es placentero está prohibido)."

Frédéric Beigbeder, Una novela francesa, p.155

Nítidos progresos

    Fue muy repentino. Advertí un progreso asombroso de mi inteligencia. Cuestiones atinentes tanto a la condición humana en general como al secreto de mi propia persona, y que hasta ese día ni por sombra había podido dilucidar, se esclarecieron de golpe. De golpe, accedí a una comprensión superior.

    Sin embargo, yo no había introducido cambio alguno en la conducta de mi existencia. No estaba sacando in fine provecho de un largo y paciente estudio. Y nada veía tampoco que pudiese relacionarse con las vicisitudes de mi vida. Muchos sostienen que ciertas adversidades producen efectos fulminantes sobre nuestra natural complexión, que se rasga un velo, que revelaciones íntimas se producen.


     Pero últimamente no me había sido tan contraria la fortuna; aunque tampoco me tocara guitarra, ni bien cumplido ni mal acabado, un año sin duelo ni nacimiento. No hubo cómo le pudiese atribuir causa determinada a ese súbito incremento de lucidez, de sagacidad, de capacidad. Pero el hecho no admitía discusión: comprendía cuanto se sustraía antes a mi entendimiento. Dotado de una penetración filosófica inédita, desentrañé también el espeso enigma matemático. A su vez, mi soltura en esa ciencia me franqueó el acceso a las metafísicas más abstractas, y las más abstrusas.

    Mi comportamiento cambió. Desde entonces había de pasarme casi todo el santo día durmiendo. Curiosamente, esa letargia no perjudicó mi condición física. Antes bien, me descubrí, además, un portento de agilidad cuando muy ocasionalmente me decidía a introducir un poco de acción en mi vida. Y así, de un salto franqueaba el muro de cerca de mi jardín. Caminaba sin miedo por la cumbrera de los tejados más empinados. Me trepaba a los árboles sin experimentar más aquel vértigo que solía paralizarme.

     Pero sólo era cosa de esparcir el ánimo, ya no me movía sino para mi solaz y entretenimiento. Y eso porque desde el día en que mis capacidades intelectuales aumentaron tan ostensiblemente, ya no tuve necesidad de trabajar más para ganarme la vida. Me libré de los desvelos de la cotidiana tarea, de la afanosa labranza. Con holganza sola se ponía la olla. Ni que se hubiera vuelto mi luciente y distintivo genio una evidencia para todo el mundo, fui dispensado de la obligación de participar en los trabajos de la comunidad, y consiguientemente quedé exento de impuestos.

     Me sustentan. Por lo menos dos veces al día, deponen ante mí un copioso plato de comida. Ya no tengo que pescar o cosecharme el almuerzo, y si aún salgo a darle caza de vez en cuando, es por diversión, para darme el gusto, luciendo yo sin embargo mucha más habilidad y precisión que antes, y sin el auxilio de mi galgo, más confundido que perro en misa, y, además de eso, bien mal hallado por mi desafición. Desde entonces se muestra muy agresivo conmigo. Me voy a tener que separar de él. Se lo doy a quienquier… ¿alguien lo quiere?

     La voluptuosidad ha dejado de faltarle a mi deseo. Las caricias que huían de mí cual espantadizos pájaros vienen por sí solas a mi encuentro. Largos y finísimos dedos de uñas pintadas me regalan la panza. Puedo, sin temer la bofetada que asentadamente castigara semejante atrevimiento, enredarme entre las piernas de las mujeres más bellas, y hasta deslizarme debajo de sus faldas. Ya no se enfaldan.

    Así, la inteligencia que por voluntad divina se posó sobre mi frente me hizo merecedor de incontables ventajas, atenciones, y condignas ofrendas. Heme doblemente feliz y privilegiado pues la inteligencia, por lo que yo siempre catara, por lo que muy de tarde en tarde a mí me tocara, me parecía harto desconsiderada: era humillada, atropellada, denigrada. La mía, por lo contrario, es objeto de una suerte de culto del que disfruto muy prosaicamente, y sin pecar de cínico, tenedlo por seguro, mas sin avergonzarme, y menos compungirme.

     Bien mirado, lo que abunda no daña y es de bien nacidos ser agradecidos. Esa prodigiosa comprensión de los seres y de las cosas me permite gobernarme con más aplomo y mayor serenidad, eso es todo. Y el sistema que antes me oprimía ahora me beneficia. Obra en mi pro.

      Terminé por darme cuenta que no soy solo en mi género. Somos unos cuantos en haber recibido ese don de inteligencia. Formamos una comunidad imprecisa, sin sociedad, sin ritos, sin religión, sin estatutos. No obstante nos reconocemos en seguida entre nosotros. A veces la noche nos junta. De día, no alternamos mucho. Para que no nos descubran, guardamos las distancias. Procuramos no llamar la atención. Nos envidiarían. Y quién sabe si no nos hostigarían. Entonces rondamos entornando los ojillos. Nos rozamos. Y cada uno parte por su lado.

      Luego se acurruca en la canastita, sobre la almohadilla, y casi a un tiempo ronronea. 
Éric Chevillard, Nítidos progresos
Traducción: Corinne Ferrero



¨NETS PROGRÈS¨ de Eric Chevillard
Ce fut très soudain. Je constatai un étonnant progrès de mon intelligence. Des questions touchant aussi bien à la condition humaine en général qu’au secret de ma propre personne et qui m’étaient demeurées très opaques jusqu’à ce jour s’éclaircirent d’un coup. D’un coup, j’accédai à une compréhension supérieure.



Pourtant, je n’avais rien changé à la conduite de ma vie. Je ne tirais pas in fine le profit d’une longue et patiente étude. Rien non plus qui se puisse rapporter aux événements de mon existence. On prétend que certaines épreuves ont des effets foudroyants sur notre complexion particulière, qu’un voile se déchire, que des révélations intimes se produisent.



Mais j’avais été plutôt épargné par le sort ces derniers temps ; aucune grande joie non plus à signaler ; une année sans deuil ni naissance. Je ne pus attribuer à nulle cause précise ce surcroît subit de lucidité, de sagacité, de capacité. Mais cela était indéniable : je comprenais ce qui autrefois se dérobait à mon entendement. Doué d’une pénétration philosophique nouvelle, je perçai aussi grâce à elle l’épaisse énigme mathématique. Et ma maîtrise dans cette dernière science me donna à son tour accès aux métaphysiques les plus abstraites, les plus abstruses.



Mon comportement changea. Je passai désormais le plus clair de mes journées à dormir. Curieusement, cette léthargie ne nuisit pas à ma condition physique. Bien au contraire, je me découvris aussi une agilité nouvelle aux rares moments où je décidais de mettre un peu d’action dans ma vie. Alors, d’un bond, je franchissais le mur d’enceinte de mon jardin. Je marchais sans peur sur le faîte des toits. Je grimpais aux arbres sans plus éprouver le vertige qui me paralysait jadis.



Mais je ne bougeais que pour me donner de l’amusement et de la distraction. Car, du jour où mes capacités intellectuelles augmentèrent de façon si flagrante, il ne me fut plus nécessaire de travailler pour gagner ma vie. Finie, la corvée quotidienne, le rude labeur alimentaire. Je rendis mon tablier. Comme si le génie qui me distinguait était une évidence pour tout le monde, je fus dispensé de prendre part aux travaux de la communauté et corollairement de payer des impôts.



On me nourrit. Deux fois par jour au moins, une assiette copieuse est déposée devant moi. Je n’ai plus à pêcher ni à moissonner mon déjeuner, et si je le chasse encore parfois, c’est par jeu, pour mon seul plaisir, avec pourtant plus d’habileté et de précision que par le passé, sans le renfort de mon chien devenu inutile et, d’ailleurs, bien marri de ma désaffection. Il se montre depuis très agressif envers moi. Je vais devoir me séparer de lui. Je le donne, si quelqu’un le veut ?



La volupté ne se dérobe plus à mon désir. Les caresses qui me fuyaient comme des oiseaux farouches viennent d’elles-mêmes à ma rencontre. De longs doigts fins aux ongles vernis me grattent le ventre. Je peux, sans craindre la gifle qui souvent autrefois avait puni de semblables audaces, me frotter contre les jambes des plus belles femmes et même me couler sous leurs jupes. Elles ne se froissent plus.



Ainsi, l’intelligence qui s’est posée sur mon front comme une faveur divine me vaut bien des avantages, des attentions, des offrandes. Je me trouve doublement heureux et privilégié car l’intelligence, pour ce que j’en savais auparavant, pour ce que j’en avais peut-être, me paraissait plutôt mal considérée : on l’humiliait, on la bafouait, on la méprisait. La mienne, au contraire, fait l’objet d’une sorte de culte dont je jouis aussi très prosaïquement, sans aucun cynisme, notez-le bien, mais sans honte ni remords non plus.



Je n’ai pas volé ces récompenses, en somme. La compréhension prodigieuse des êtres et des choses dont je suis doué me permet de me diriger avec plus d’aisance et de sûreté, voilà tout. Et le système qui m’opprimait autrefois me profite à présent. Il joue pour moi.



J’ai fini par me rendre compte que je ne suis pas seul dans mon cas. Nous sommes quelques-uns à avoir reçu ce don d’intelligence. Nous formons une vague communauté, sans société, sans rites, sans religion, sans statuts. Il n’en reste pas moins que nous nous reconnaissons tout de suite entre nous. La nuit parfois nous rassemble. Le jour, nous ne frayons guère. Afin de ne pas nous trahir, nous gardons nos distances. Mieux vaut rester discrets. On nous jalouserait. On nous rudoierait peut-être. Alors nous nous contentons de plisser les yeux. Nous nous frôlons. Et chacun part de son côté.



Puis va se lover dans son panier, sur son coussin, et presque aussitôt ronronne.
Eric Chevillard
Paris, EdM, Abril 2015

Mírame a los ojos

he dicho a los ojos!!!!


Frédéric Beigbeder, un fabricante de frases, es el autor de esta campaña publicitaria y el autor de varias novelas de gran éxito que han sido traducidas a numerosos idiomas.

Antes de ser famoso como escritor trabajó como autor de reclamos publicitarios. Su conocimiento desde dentro del mundo de la publicidad le estimuló para escribir 99 francs, una de sus novelas más famosas, llevada al cine por Jan Kounen. Esta novela, escrita desde el epicentro del negocio de la publicidad, es una durísima sátira del mercado publicitario que provocó su despido fulminante de la agencia en la que prestaba sus servicios. Vendió más de 400.000 ejemplares en Francia y cerca de un millón en todo el mundo, siendo traducida a 35 idiomas, y fue finalista del Premio Goncourt.

Algunas de las frases de Beigbeder extraídas de su libro Una novela francesa:

"Es curioso que cuando alguien grita '¡sávese quien pueda!' todo el mundo salga corriendo. ¿Acaso no se puede uno salvar quedándose?"

"... una comisaría de policía es como una guardería: te desnudan, te dan de comer, te vigilan, no te dejan salir."

"Los amnésicos resultan ofensivos, sus allegados los toman por negacionistas, como si el olvido fuera siempre voluntario."


miércoles, 13 de mayo de 2015

Infancia

"Mi infancia no es ni un paraíso perdido ni un traumatismo ancestral. Me la imagino más bien como un lento período de obediencia. Tenemos tendencia a idealizar nuestros comienzos, pero un niño es, antes que nada, un paquete que hay que alimentar, transportar y acostar. A cambio del alojamiento y la comida, el paquete se adapta más o menos al reglamento interno.

Los nostálgicos de la infanciason aquellos que añoran la época en la que se ocupaban de ellos.

Al fin y al cabo, una comisaría de policía es como una guardería: te desnudan, te dan de comer, te vigilan, no te dejan salir..."

Frédéric Beigbeder, Una novela francesa, p. 31-32

martes, 12 de mayo de 2015

Una novela francesa

Frédéric Beigbeder, Una novela francesa, Traducción de Francesc Rovira, Anagrama, 2011 (Prefacio de Michel Houellebecq)



Varios caminos me han conducido hasta este "novela francesa". Uno de ellos fue la lectura de Una novela rusa de Emmanuel Carrère, pues al poco de leerla tuve ocasión de conocer la existencia de la obra de Beigbeder, publicada un año más tarde, cuyo título no sé si es un guiño hacia la obra de Carrère o no es más que una casualidad. Otro fue que la encontré mencionada, así como a su autor, en El mapa y el territorio, de Michel Houellebecq, aumentando así mi curiosidad por esta obra. Un tercer camino puede haber sido también la reciente lectura de La isla del padre de Fernando Marías y, sobre todo, la reseña que firmaba Francisco Solano en el suplemento Babelia de El País del sábado 9 de mayo pasado, con el título "Tácticas del testimonio", en la que critica la tendencia de algunos escritores a incluirse en sus narraciones a las que no le gusta considerar como novelas sino como pertenecientes a un género al que denomina de testimonio. Estoy de acuerdo en que son bastantes las novelas publicadas en los últimos años en las que, con mayor o menor carácter autobiográfico, los autores aparecen dentro de la narración, pero no creo que por esta razón haya que considerar que estas obras no pertenezcan al género que llamamos "novela".  Para mí, como lector, es irrelevante si los personajes que aparecen en una novela son reales o ficticios, si alguno de ellos se trata del mismo autor explícitamente o si lo es de forma encubierta. Me importa la historia, la forma en la que está contada, la penetración en el alma de los personajes, en la descripción de las situaciones que se crean... qué más da si lo que se cuenta ocurrió de verdad o no, si le ocurrió al que lo cuenta o a otra persona o a un personaje que sólo existe en la imaginación del escritor...

Michel Houellebecq, en el prefacio a esta novela dice de ella lo siguiente: "La mayor cualidad de este libro es, sin ninguna duda, su honestidad. Y cuando un libro es tan honesto, puede dar lugar, casi inadvertidamente, a verdaderos descubrimientos sobre la naturaleza humana, terreno en el que la literatura mantiene varios cuerpos de ventaja sobre las ciencias".

Beigbeder afirma que escribe para recordar y que cuando inició la escritura de esta novela autobiográfica lo hizo con la esperanza de que la escritura le ayudase a revivir la memoria, porque, según él, "la literatura se acuerda de lo que nosotros hemos olvidado: escribir es leer en uno mismo."

Nada más empezar mi lectura me encuentro con seis palabras que me conmueven profundamente. Son las seis palabras que forman la primera frase del libro: "Soy más viejo que mi bisabuelo". Me conmueven porque yo soy mucho más viejo que mi madre y estoy a punto de ser más viejo que mi padre. Y esto es algo en lo que pienso frecuentemente.

Una pequeña crítica en cuanto a la traducción. Leo en la página 47: "En los años cincuenta, el matrimonio heredó una mansión en la costa vasca, Cenitz Aldea ('Por el camino de Cénitz' en euskera)...". Me sorprende que el autor haya utilizado la palabra "euskera" para referirse a la lengua vasca y compruebo que en la edición francesa se puede leer lo siguiente: "Cenitz Aldea ('Du côté de Cénitz' en basque)...". ¿Por qué traducir "basque" por "euskera" cuando se está traduciendo del francés al castellano? "euskera" es la forma en la que se llama a la lengua vasca en dicha lengua, pero no en castellano. De paso, al hacer esta comprobación, he podido detectar otro error, ya que no creo que la traducción correcta al castellano de la expresión francesa "Du côté de..." sea "Por el camino de..."

A propósito de literatura autobiográfica, en el capítulo 42 encontramos esto:

"Puesto que lo que se escribe se vuelve realidad, esta novela cuenta mi verdadera vida..."

"Se puede escribir como Houdini deshacía sus ataduras. La escritura puede servir de revelador en el sentido fotográfico del término. Por eso me gusta la autobiografía: me parece que, oculta dentro de nosotros, hay una aventura que espera a ser descubierta y que, si llegamos a extraerla de nuestro interior, es la historia más sorprendente jamás contada."

domingo, 10 de mayo de 2015

Hermanos de sangre. Una novela berlinesa

Ernst Haffner, Hermanos de sangre. Una novela berlinesa, Traducción de Fernando Aramburu, Seix Barral, 2015


Publicada por primera vez en 1932 con el título Juventud en la carretera a Berlín, esta novela fue prohibida por el régimen nazi y sus ejemplares ardieron en las hogueras. Más de ochenta años después ha sido rescatada de las llamas y del olvido.

Es un retrato descarnado de la vida de miles de jóvenes en la Alemania derrotada durante los años en los que se creó el caldo de cultivo del que surgiría el régimen nazi. Los jóvenes alemanes, huérfanos, expulsados de sus hogares por la miseria, condenados a vagar por las calles, a robar y a prostituirse constituían una amenaza para el orden social, eran "la amenaza del desamparo". El Estado les ofrecía los métodos educativos del correccional: "Esa educación que se supone ha de proteger del desamparo. Los chavalillos con dientes de leche junto a los curtidos pandilleros. La quinceañera virgo intacta -hurtó algunas cintas de seda, aderezos de vidrio o galletas de chocolate en los grandes almacenes- junto a las prostitutas adolescentes que ya tuvieron us primeras curas de bismuto y Salvarsán..."

viernes, 8 de mayo de 2015

Le Corbusier: la visión de un espíritu brutal


"Como los marxistas, como los liberales, Le Corbusier era un productivista. Imaginaba para el hombre edificios de oficinas, cuadrados, utilitarios, sin ningún tipo de decoración, y edificios de viviendas casi idénticos, con algunas funciones adicionales: guardería, gimnasio, piscina; entre los dos, vías rápidas. En su unidad de vivienda, el hombre debía disfrutar de aire puro y de luz, en su opinión esto era muy importante; y entre las estructuras de trabajo y las de vivienda, el espacio libre quedaba reservado para la naturaleza salvaje: bosques, ríos…; me imagino que a su modo de ver, las familias humanas tenían que poder pasearse por ella los domingos, de todas maneras él quería preservar este espacio, era una especie de ecologista adelantado, para él la humanidad debía reducirse a módulos habitables circunscritos en medio de la naturaleza, pero de ningún modo debían modificarla. Es espantosamente primitivo, si lo pensamos, una regresión aterradora con respecto a cualquier paisaje rural: mezcla sutil, compleja, evolutiva, de prados, campos, bosques, pueblos. Es la visión de un espíritu brutal, autoritario. Le Corbusier nos parecía un espíritu totalitario y brutal, movido por un gusto intenso por la fealdad, pero fue su visión la que ha prevalecido a lo largo de todo el siglo XX."

Michel Houellebecq,  El mapa y el territorio, p. 192

 "módulos habitables circunscritos en medio de la naturaleza, pero de ningún modo debían modificarla"

"mezcla sutil, compleja, evolutiva, de prados, campos, bosques, pueblos..."

jueves, 7 de mayo de 2015

el retrato de Dora Maar

Pablo Picasso, Portrait de Dora Maar (1939)

"El retrato de Dora Maar que hizo Picasso, ¿acaso no nos importa un pepino? De todos modos, Picasso es feo, pinta un mundo horriblemente deformado porque su alma es fea, es todo lo que se puede decir de Picasso, no hay ninguna razón para seguir favoreciendo la exposición de sus lienzos, no tiene nada que aportar, no hay ninguna luz en él, ninguna innovación en el modo de organizar colores o formas, en suma, no hay en Picasso absolutamente nada que merezca señalarse, sólo una estupidez extrema y un pintarrajeo priápico que puede cautivar a algunos sexagenarios con una cuenta abultada en el banco. El retrato que hizo Van Dyck de Ducon, que pertenecía al gremio de comerciantes, ya es otra cosa..."

Michel Houellebecq,  El mapa y el territorio, p. 154

Anton van Dyck, Los gobernadores del gremio de comerciantes de vinos (1659)

martes, 5 de mayo de 2015

El mapa y el territorio

Michel Houellebecq, El mapa y el territorio, Traducción de Jaime Zulaika, Anagrama, 2015


Michel Houellebecq y sus libros no dejan indiferente a nadie. Unos los elogian y otros los aborrecen...pero no cabe duda de que Houellebecq dice lo que muchos piensan pero no se atreven a decir. En esta novela muestra su perspicaz mirada sobre el mundo actual, sobre el sentido del arte, sobre el aislamiento, el individualismo... un mundo en el que es más real la representación de la realidad que la realidad misma... Houellebecq nos aporta "el punto de vista vegetal sobre el mundo", un mundo que se encamina hacia un nuevo estadio evolutivo en el que todo lo que el hombre ha construido, todo el progreso del que tan orgullosa se muestra la modernidad, será rápidamente engullido por la vegetación que no dejará ni rastro de lo que hubo antes...

Michel Houellebecq por Joëlle Delhovren

domingo, 3 de mayo de 2015

los portadores de sueños


En todas las profecías
está escrita la destrucción del mundo. 

Todas las profecías cuentan
que el hombre creará su propia destrucción.


Pero los siglos y la vida
que siempre se renueva
engendraron también una generación 

de amadores y soñadores;
hombres y mujeres que no soñaron 

con la destrucción del mundo,
sino con la construcción del mundo 

de las mariposas y los ruiseñores. 

Desde pequeños venían marcados por el amor. 
Detrás de su apariencia cotidiana
guardaban la ternura y el sol de medianoche. 

Las madres los encontraban llorando
por un pájaro muerto
y más tarde también los encontraron a muchos
muertos como pájaros.
Estos seres cohabitaron con mujeres traslúcidas
y las dejaron preñadas de miel y de hijos verdecidos
por un invierno de caricias.
Así fue como proliferaron en el mundo los portadores sueños, 

atacados ferozmente por los portadores de profecías 
habladoras de catástrofes.
Los llamaron ilusos, románticos, pensadores de utopías 

dijeron que sus palabras eran viejas
y, en efecto, lo eran porque la memoria del paraíso
es antigua al corazón del hombre.
Los acumuladores de riquezas les temían
lanzaban sus ejércitos contra ellos,
pero los portadores de sueños todas las noches
hacían el amor
y seguía brotando su semilla del vientre de ellas 


que no sólo portaban sueños 
sino que los multiplicaban y los hacían correr y hablar.
De esta forma el mundo engendró de nuevo su vida 

como también había engendrado
a los que inventaron la manera
de apagar el sol. 


...

Gioconda Belli, "Los portadores de sueños"